Pese al descenso de las muertes por consumo de drogas, el Gobierno alemán advierte de la indiferencia social ante las "drogas legales" y el preocupante número de adictos.
Entre dulce y amarga fue la conclusión del Informe sobre Adicción y Drogas presentado en Berlín por la delegada federal para las Drogas, Sabine Bätzing. Pese a la disminución del consumo de drogas duras, preocupa cada vez más la adicción a drogas legales como alcohol, tabaco y medicamentos.
Sobre todo grave es el consumo de alcohol entre los jóvenes alemanes. A pesar de que desciende, los adolescentes comienzan a beber en exceso a edades más tempranas hasta llegar al coma.
Bätzing hizo así hincapié en la falta de conciencia social y la minimización de la magnitud del problema. Según las cifras el informe, un tercio de los mayores fuma, más de 10 millones toman alcohol en exceso y 1,4 millones son adictos a los medicamentos. "No se trata de un problema de un sector marginal de la sociedad, sino de un problema social generalizado", precisó durante la presentación.
Control y consumo responsable
Ante la necesidad de endurecer la ley para erradicar el problema entre los jóvenes, Bätzing consideró suficiente la regulación actual que permite tomar bebidas de baja graduación alcohólica a mayores de 16 años. Sólo los mayores de 18 años pueden beber licores. Sin embargo, la delegada se mostró partidaria aumentar los controles para un consumo responsable por parte de los dependientes de establecimientos de bebidas alcohólicas.
Además del alcohol, también el tabaco entra dentro de las sustancias "peligrosamente aceptadas" por la sociedad alemana. Cada año se reportan unos 140.000 casos de muerte relacionados con el tabaquismo y Bätzing apoyó en este sentido una prohibición "sin excepción" en los locales abiertos al público.
Terapias efectivas
En cuanto a la lucha contra las drogas duras, son notables los éxitos de la terapia con diamorfina, heroína fabricada artificialmente, realizada en varias ciudades alemanas. La delegada defendió la continuidad de los puntos de reparto de esta sustancia, que redujo significativamente el número de víctimas en los últimos años, hasta llegar al nivel de 1989.
Además de la heroína, también positiva es la conclusión del informe respecto al consumo de otras drogas, con un descenso del número de personas que el año pasado empezaron a probarlas. Sin embargo, como asignatura pendiente queda la prevención contra el cannabis y la necesidad de campañas de prevención dirigidas a los más jóvenes. Cerca de dos millones de jóvenes consumen esta sustancia regularmente y 400.000 están considerados adictos.
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